Las explosiones en las viviendas por un escape de gas inflamable (butano, propano o metano) están a la orden del día. Ocurren con frecuencia, provocando heridas en las personas o, incluso, fallecimientos. Por ello, dejamos unas pautas básicas para minimizar el riesgo:
- Evitar corrientes de aire y derrames de líquido que puedan apagar la llama.
- Revisar las instalaciones periódicamente bajo profesionales.
- No tener más de dos bombonas de gas combustible en la vivienda.
- Si huele a gas, no se debe encender o apagar la luz ni ningún aparato que pueda provocar chispa.
- Abrir las ventanas.
- Mantener libres de obstáculos las rejillas de ventilación.
- Las bombonas siempre deben usarse en posición vertical.
- Cerrar la llave de paso.
- Si deja de oler a gas y crees que es una avería, llama al servicio técnico para que la reparen.
- Si la fuga continúa hay que llamar al 112 desde un sitio en el que el móvil no pueda generar la explosión del gas.
Las consecuencias de una explosión por este motivo dependen de muchos factores, como la cantidad de gas fugado, la tipología del edificio, si hay ventanas abiertas o no, etc. La explosión puede ser pequeña o provocar, incluso, la caída de tabiques.