Como bien sabemos, por desgracia el fuego que en verano arrasa bosques y terrenos enteros, no solo causa cuantiosas pérdidas de masa forestal, flora, fauna y cultivos, sino que, a su paso, puede provocar heridos y muertos. Pero al margen de este efecto catastrófico, provoca afecciones respiratorias nuevas o agrava las que ya se padecían.
Constituye un importante problema, según ha constatado un estudio publicado en la revista “Environmental Health”, realizado por la Universidade de Santiago de Compostela. Hace ya algunos veranos una ola de incendios arrasó Galicia. Ardió el 8% del total del territorio gallego y, en concreto, el 11% de la superficie forestal de la comunidad. El impacto en la salud pública se evaluó a través de un amplio estudio sin precedentes en España.
Los autores del trabajo utilizaron un indicador indirecto, consistente en el cómputo de los medicamentos que se consumieron durante los 12 meses previos a los incendios y los 12 meses posteriores. Las familias de fármacos cuyos consumos se evaluaron, a partir de las recetas facturadas a la Seguridad Social, fueron ansiolíticos-hipnóticos y medicamentos para las vías respiratorias, como los antiasmáticos.
Estos datos demuestran que “los incendios no solo suponen una pérdida importante de masa forestal y de pérdidas ligadas al ecosistema boscoso, sino un importante problema de salud del planeta”.